Sorda (Eva Libertad, 2025) es una historia de comunicación, de maternidad y de fronteras. Fronteras que en ocasiones son visibles, pero que en otras no se perciben pese a estar frente a nuestros ojos. Porque, a veces, creemos que lo excepcional ocurre lejos de nosotras, cuando en realidad lo podemos tocar con las manos.

Sorda es también la historia de una relación de pareja. Ángela, una mujer sorda, y Héctor, su marido oyente, van a ser padres. La burbuja en la que han vivido durante tres años, y en la que se ha forjado su relación, explota de repente ante la inminente llegada de su hija. Las preguntas, dificultades y anhelos comienzan a aflorar en ambos haciendo las fronteras entre la comunidad sorda y la oyente mucho más evidente y sobre todo presentes en su día a día.

Eva Libertad parte de su realidad -su relación con Miriam Garlo, su hermana y actriz de la película-  para posteriormente separarse de ella y hacer una película sobre ser madre (y sobre mucho más) en situaciones no normativas como la de Ángela. 

La propia directora ha explicado en varias entrevistas que la forma de la cinta está condicionada por la historia. Es así que, para hacer una película accesible, los planos tienden a abrirse, de esta manera puede mostrarse el lenguaje de signos en pantalla. Tampoco hay filtros en la imagen y todo queda siempre en foco, lo que hace especial hincapié en la vista, el sentido que sustituye al oído para las personas sordas, algo que puede ser evidente para ellas, pero que para las espectadoras oyentes puede pasar más desapercibido.

Lejos quedan entonces los primeros y primerísimos primeros planos que acostumbran a incidir en la intimidad de los personajes. Sin embargo, la narrativa en sí misma equilibra la balanza junto a las interpretaciones de Miriam Garlo y Álvaro Cervantes y, por supuesto, el ambiente sonoro que no deja nada a la improvisación y que atrapa al espectador oyente, a través del sonido del roce de las sábanas con la piel o de un simple beso.

El conflicto principal se va amasando poco a poco a lo largo de la película. A medida que la pareja se va encontrando con dificultades, Ángela se va separando de las personas que la quieren, se encierra en sí misma y en el trabajo, miente sobre cómo se siente y oculta alguna que otra verdad. Al mismo tiempo que esto ocurre, los planos la empiezan a aislar. Cuando antes aparecía rodeada de gente, ahora comienza a aparecer sola o apartada de los demás en la imagen.

La tensión palpable rompe un poco tarde dentro de la trama, cuando el auge del conflicto aflora y se convierte en una gran discusión de pareja cuyo clímax es el silencio, literalmente. Un cambio brusco en la dirección hace que los últimos diez minutos sean una experiencia inmersiva para la espectadora en la vida de Ángela, se le priva del sonido, ve a través de los ojos del personaje y de pronto la distancia que ofrece la pantalla de cine se acorta hasta encontrarse en una experiencia envolvente que, aunque lejos de ser agradable, genera gran empatía y comprensión. 

Hasta ese momento, Ángela había experimentado innumerables situaciones en las que se demostraba que estaba intentando ser madre de una niña oyente en un mundo que no está preparado para ello. Todo lo visto desde la lejanía y el punto de vista de una persona oyente puede hacer que se caiga en juicios injustos y sesgados por el género hacia la protagonista, que simplemente está intentando manejar la frustración de la crianza en una situación muy lejos de la ideal.

El puñetazo sobre la mesa que da Eva Libertad en los últimos diez minutos de película y ese cumpleaños feliz, final que da pie a la reconciliación entre Héctor y Ángela, pero también entre ella misma y su forma de maternar en un mundo oyente, son la guinda perfecta a un pastel que abre camino a nuevas posibilidades e historias más inclusivas. 


FICHA TÉCNICA:

Título: Sorda / Año: 2025 / País: España / Género: Drama

Duración: 99 minutos / Dirección: Eva Libertad / Guion: Eva Libertad

Cast principal: Miriam Garlo, Álvaro Cervantes, Elena Irureta, Joaquín Notario

Música: Aránzazu Calleja / Fotografía: Gina Ferrer

Paula García
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