En el Día de la Visibilidad Lésbica, celebramos aquellas películas que han luchado contra el silencio y han conquistado el cine con historias que durante mucho tiempo fueron ignoradas. Nos enfrentamos a un sistema que ha intentado invisibilizarnos, pero nuestras voces siguen alzándose, nuestras historias siguen siendo contadas. A través del cine, encontramos un espacio para existir, ser vistas y, sobre todo, ser libres.

1. The World to Come (Mona Fastvold, EEUU, 2020)

En los márgenes silenciosos de un mundo que niega la voz y el deseo de las mujeres, The World to Come, de Mona Fastvold, teje la historia de Abigail y Tallie: dos almas atrapadas en la rutina brutal de un siglo XIX que apenas les permite respirar. A través de diarios íntimos, miradas furtivas y gestos contenidos, estas mujeres encuentran en el amor no solo un refugio, sino una forma desesperada de imaginar otra vida posible.

Aunque la narración vacila entre lo íntimo y lo épico, y a veces la cámara no alcanza a abrazar del todo la intensidad de su vínculo, la película se sostiene en la potencia de sus actrices, en el susurro constante de lo que no puede nombrarse.

The World to Come no es solo una historia de amor prohibido: es un recordatorio de todas las vidas y deseos que la historia oficial intentó silenciar, y una apuesta por seguir escribiendo —con imágenes, con cuerpos, con miradas— el mundo por el que todavia luchamos.

2. Born in flames (Lizzy Borden, EEUU, 1983)

Estamos en una New York del futuro y una nueva revolución en el poder le ha fallado otra vez a las mujeres. Ante la creciente violencia y represión contra ellas, varias se organizan, ya sea a través de emisoras de radio o en el Ejército de Mujeres, liderado por lesbianas afros, latinas, maricas y punkis, considerado un “grupo terrorista” por el gobierno y una “banda violenta de atacahombres” por los medios de comunicación. Trabajos precarios, despidos arbitrarios, discriminación laboral, persecución de la protesta, fakenews, asesinatos y más, Borden nos mostró que el mundo seguiría igual en el futuro si no hacíamos algo para cambiarlo, pero, sobre todo, nos dijo que teníamos derecho a la violencia como cualquier pueblo oprimido y que el momento siempre es ahora. La revolución lesbiana será la mecha que prenda la bomba.

3. Circumstance (Maryam Keshavarz, EEUU, Irán y Francia, 2011)

Ambientada en el Teherán contemporáneo, Circumstance de Maryam Keshavarz nos sumerge en la historia de dos jóvenes, Atafeh y Shireen, que descubren el deseo en un contexto donde el control, la censura y la represión atraviesan cada aspecto de la vida. Filmada en secreto y producida entre Estados Unidos, Irán y Francia, la película desafía no solo las leyes de un régimen opresivo, sino también los silencios culturales que condenan cualquier forma de amor fuera de las normas impuestas. Ganadora en Sundance y prohibida en Irán, Circumstance se levanta como una de las obras que, en el siglo XXI, siguen expandiendo los límites del cine queer, visibilizando amores que durante demasiado tiempo fueron condenados al margen.

4. Mädchen in Uniform (Leontine Sagan, Carl Froelich, Alemania, 1931)

Basada en la novela Gestern und Heute de Christa Winsloe, Muchachas de uniforme no es solo una historia de amor prohibido entre una alumna y su profesora; es también un gesto de rebeldía silenciosa en una Alemania que se aferraba al orden y al autoritarismo. Dirigida por Leontine Sagan, la película no solo desafiaba los límites de su época por atreverse a hablar de deseo entre mujeres, sino también por su lenguaje cinematográfico innovador, donde la sensibilidad y el dolor encuentran su propia voz.

Prohibida en su país, pero celebrada en Berlín, París, Londres y hasta en Estados Unidos —gracias en parte al respaldo de Eleonor Roosevelt—, Muchachas de uniforme abrió un camino inesperado: el del cine que, por primera vez, se atrevía a mirar de frente el amor entre mujeres.

5. Un amor de verano – La belle saison (Catherine Corsini, Francia, 2015)

Quién no se ha enamorado de una feminista alguna vez. Esta película es para quienes hemos caído rendidas ante el poder avasallador del liderazgo femenino y del discurso revolucionario por la liberación de las mujeres, más aún si estamos en los 70, en plena ebullición del movimiento feminista, y si somos chicas del campo que vamos a la ciudad a estudiar y nos topamos con mujeres urbanas liberadas y sin miedo a nada. Cómo no quedarse prendada de Carole, provocar que deje a ese hombre aburrido con el que vive y llevarla a tu rancho para que vea in situ todo lo que falta para romper las cadenas de la esclavitud patriarcal. Cuando el amor llega, no hay marcha atrás. Un valor agregado es ver a Cécile de France nuevamente como lesbiana (luego de aterrorizarnos en Haute Tension (Alexandre Aja, Francia,2003).

6. Fucking Amal (Lukas Moodysson, Suecia, 1998)

Pocas películas como Fucking Amal reconstruyen la soledad y desesperanza adolescente frente al amor imposible, sobre todo si es lésbico. La necesidad de que la chica que te gusta, justo la más popular y guapa del colegio, te mire, aunque sea una sola vez. Y cuando ese milagro ocurre, que esa mirada tenga el poder de cambiarte el mundo. Una escena inolvidable: las dos adolescentes besándose en la oscuridad del asiento trasero de un taxi, mientras suena “I Want to Know What Love Is”, de Foreigner. Una película perfecta para las lesbianas que nacieron en ciudades pequeñas incapaces de contener todo el amor que tenían en sus corazones.