Hace 130 años, exactamente el 28 de diciembre de 1895, se proyectaron las primeras películas a un público. Los hermanos Lumière, detrás de una caja con manivela con la que hacían girar una película de celuloide, abrieron la puerta a una de las artes contemporáneas más masivas, populares, cambiantes y fundamentales del siglo XX. Tal vez no exista en el mundo una sola persona que no haya visto nunca en su vida una película. La sorprendente magia de esta tecnología encandiló a millones en el mundo y se creó un nombre para sus amantes: cinéfilo. Del amor al análisis, la reflexión y el cuestionamiento bastaba solo un paso. Los críticos de cine aparecieron en el fulgor de este fenómeno de impacto planetario, primero anunciando el fenómeno, luego describiéndolo, para posteriormente dar cuenta de su puesta en escena.

La primera revista de cine no nació como una revista de cine, era una revista mensual de fotografía llamada Ombres et Lumières, creada en julio de 1895, y que, hermanada de forma natural con el cine, empezó a difundir en sus páginas las primeras proyecciones; luego aparecería Le Fascenateur (Francia, 1903), Variety (EEUU, 1905), Artístico-Cinematográfico (España, 1907), Licht-Bild-Bühne (Alemania, 1908), Canadian Moving Picture Digest (Canadá, 1911), Cine Revista (Portugal, 1912), Sight and Sound (Reino Unido, 1932), Bianco e Nero (Italia, 1943).

En Francia, Cahiers du cinema, fundada por Andre Bazin en 1951, se convierte en una de las revistas de cine más prestigiosas del mundo, no es casual por ello que las revistas posteriores a ella se consideren herederas de esta, y a los que escribieron en sus páginas, prácticamente sus padres. España no podría ser lejana a ese sentimiento, y en 2007 aparece Cahiers du cinema España, un hermano menor que idolatra a su hermano mayor, y que también rinde honores a sus predecesoras (Nuestro Cinema, Dirigido por, Objetivo, Cinema Universitario, Nuestro Cine, Film Ideal, Griffith, Documentos Cinematográficos, Cinestudio, Fulls de Cinema, Contracampo, Cinema 2002, Casablanca, Vértigo, Banda Aparte, Letras de cine).

Como señalan en su primer editorial, el 1 de mayo de 2007, “no nacemos pues en el vacío, sino que aparecemos como prolongación y como reacción a la vez frente a unas revistas que han provocado en nosotros aprendizaje, oposición, conocimiento, debate, reflexión o complicidad”.

Nos gustaría tener la misma sensación, nos gustaría sentir esa complicidad con todas estas revistas, pero no nos resulta tan fácil hacerlo. Pocas de ellas han sido dirigidas por mujeres, por no decir ninguna; pocas de ellas tenían críticas de cine escribiendo en sus páginas, por no decir ninguna. Tal vez la categoría “ninguna” es lo que nos hace sentir más afín a esta historia. La ausencia es lo que nosotras hemos heredado, la falta, la carencia, el vacío, la omisión, la inexistencia, el defecto, la asfixia.

En diciembre de 2011, Cahiers du cinema España pasa a llamarse Caimán Cuadernos de Cine, luego de 52 números como hermano menor. Tienen que dejar el nido, más que por decisión propia, por las condiciones que la nueva empresa editorial dueña de la francesa busca imponer. Así, frente a un momento de crisis, deciden quitarse un apellido que da prestigio, pero pesa.

En su primer editorial como Caimán, señalan que nada ha cambiado, que son lo mismo que Cahiers du cinema España, pero “no es solo su heredera y su continuadora, sino en realidad su sosias, su doble y su gemela al mismo tiempo… una publicación con la misma línea editorial, con la misma concepción del cine, dirigida por el mismo equipo, escrita por los mismos colaboradores”. Seguían siendo los herederos. Paradójicamente, ese año Los descendientes estaba en portada. No cabe duda de que sentirse los descendientes de la historia de la crítica era parte del bien-estar de cientos de críticos de cine en todo el mundo.

Para nosotras, que nos sentimos desheredadas de todos ellos, nos queda el mal-estar, el vivir en los márgenes, buscándonos continuamente, pensando en la memoria y en el olvido, reflexionando sobre la cultura y los contextos, sobre los nombres, las categorías y los conceptos, acerca de las que estuvieron antes que nosotras cuestionando el cine y sus filtros, sus cuerpos, sus orificios, sus pliegues, sus poderes, sus discursos, sus impactos y sus anhelos.

No nos queda más que declararnos desheredadas, porque no tenemos que rendirle cuentas a una fortuna que jamás fue nuestra. Si somos sucesoras de alguien, es de todas las que con uñas o con garras se forjaron un espacio en la crítica para mostrarnos el camino de la rebelión.

Colectivo Desheredadas

***

Referencias

https://telos.fundaciontelefonica.com/archivo/numero066/el-cine-en-las-revistas-de-comunicacion

https://www.caimanediciones.es/todos-los-caminos-del-cine-editorial-2/

https://www.caimanediciones.es/cambio-y-continuidad-editorial/